El congreso del PJ se llevó a cabo en el microestadio de Ferro. “La primera tarea que tenemos que hacer es unificar al peronismo. Organizarnos. En este espacio no sobramos ninguno. Pero con la unidad no es suficiente. Es necesario que el peronismo vuelva a reconciliarse con su pueblo. No voy a buscar culpables porque sería perder el tiempo. Hay que mirar para adelante”. Las palabras que abrieron el Congreso del PJ fueron del gobernador de Formosa, Gildo Insfrán.
Lo que siguió a ese discurso fue el inicio de un debate a voz alzada sobre el poder en todos sus formatos. La autocrítica de una derrota que aún duele. Después de eso vino una declaración conjunta.
DECLARACIÓN DEL CONGRESO NACIONAL DEL PARTIDO JUSTICIALISTA
Esta reunión del Partido Justicialista Nacional tiene lugar en momentos realmente dramáticos, acaso los más dramáticos de los últimos cuarenta años de la recuperada democracia argentina. Lo cual por cierto nos implica una doble obligación, en primer lugar, tener un cuadro de situación adecuada de dónde estamos parados y, en segundo, empezar a delinear un proyecto de hacia dónde queremos ir, porque sin ese norte claro ningún viento nos será favorable. Por lo demás en momentos como éste, el Pueblo argentino mira, naturalmente, hacia el Peronismo porque sabe que allí reside una larga experiencia de luchas históricas, así como una reserva de futuro que puede y debe ser puesta al servicio de la Nación toda. De esa entrega sin reservas y con la grandeza que la hora impone, depende no sólo su propio futuro sino el del campo nacional y popular que integra y consolida. Un peronismo fuerte, unido, amplio y renovado es condición imprescindible para volver a tener esperanza.
( I ). Diagnóstico y pronóstico
Argentina, como señalamos, está atravesando una situación realmente dramática tanto en el orden económico, como en el social y cultural. El gobierno actual, desde el día en que asumió, ha desatado una batería de medidas brutales que
golpean sin piedad a la mayoría de nuestro Pueblo. Muchas de estas políticas son conocidas, repiten el guión escrito precisamente por los ideólogos de la última dictadura cívico-militar que nos han llevado a reiterados fracasos. Sin embargo, nunca se habían intentado aplicar todas juntas y en tan corto lapso. Las consecuencias son previsibles e inevitables. No hay rubro de la actividad económica que no se derrumbe. Al mismo tiempo, la soberanía nacional se encuentra en peligro bajo el imperio de un gobierno que no protege nuestros recursos naturales, ni defiende nuestra integridad territorial haciéndose el distraído y cómplice ante la presencia de una potencia extranjera en nuestras Islas Malvinas y mares adyacentes, dando participación a otra potencia en la administración de nuestro río Paraná, y entregando ventajas al puerto de Montevideo sin abordar el dragado del canal Magdalena. Mientras tanto, el desguace del complejo científico-tecnológico argentino pone en peligro la soberanía del conocimiento, sector clave para el desarrollo económico sustentable de celaquier nación. En términos de Derechos Humanos y respeto a la vida en democracia, este gobierno agita odios y amenazas contra consensos que la sociedad argentina construyó para que la vida y las libertades colectivas e individuales estén por encima de las diferencias políticas. Se agrega a este cuadro, el desfinanciamiento y la agresión permanente hacia nuestras expresiones artísticas, arrasa el patrimonio cultural afectando el alma de nuestro Pueblo y su identidad como nación soberana. El gobierno además pisotea el federalismo constitutivo de nuestro sistema político y nuestra unidad nacional al hacer recaer parte del ajuste en la Provincias argentinas, a las que quita fondos que les
pertenecen. Así, son las provincias las que, ante la deserción del estado nacional y sin los recursos que corresponden deben dar respuesta a la salud, la educación, la seguridad y el acompañamiento del pueblo que sufre las consecuencias de un ajuste salvaje.
Frente a este drama nacional, comprometemos como siempre nuestros mejores esfuerzos para salir adelante y volver a tener nuevamente el futuro que nos merecemos. Tenemos tres banderas bien claras (Independencia Económica, Justicia Social y Soberanía Política) y un modelo de convivencia social (La Comunidad Organizada) que –debidamente actualizadas y renovadas a las exigencias de esta hora que vive el país y el mundo- nos sacarán de esta situación dramática. Vale la pena recordar aquí las palabras que el General Juan Domingo Perón pronunciara ante el Congreso de la Nación al asumir su tercer mandato presidencial: “Queremos una comunidad que tome lo mejor del mundo del espíritu, del mundo de las ideas y del mundo de los sentidos, y que agregue a ello todo lo que nos es propio, autóctono, para desarrollar un profundo nacionalismo cultural. Tal será la única manera de preservar nuestra identidad y nuestra autoidentificación. Argentina como cultura, tiene una sola manera de identificarse: ARGENTINA.Y para la fase continentalista en la que vivimos y universalista hacia la cual vamos, abierta nuestra cultura a la comunicación con todas las culturas del mundo, tenemos que recordar siempre que Argentina es el hogar”. Aquel mensaje pronunciado frente (y no de espaldas) a la Asamblea Legislativa, fue
publicado con un título que es también un mandato para este presente: “Modelo Argentino para el Proyecto Nacional”.
( II ). Proyecto y nuevas propuestas
Formulamos aquí algunas primeras líneas de trabajo para superar este presente y volver a poner en marcha nuestro partido hacia una alternativa válida y posible, tanto para su futuro inmediato como mediato. Apelamos en primer lugar a la inteligencia de todos los hombres y mujeres que –a lo largo y ancho de nuestro territorio- militan junto al Pueblo y conocen situadamente sus carencias y necesidades. Convocamos asimismo a todos nuestros equipos técnicos y profesionales para que empiecen a dar forma a los planes y programas necesarios para superar esta situación que nos aqueja. Será necesario el acopio solidario de toda la “materia gris” disponible al momento. Finalmente, es imprescindible que todas las autoridades partidarias y referentes provinciales coordinen estos proyectos para llevarlos adelante a la brevedad, así como renueven los contactos entre sí y con los distintos espacios del campo nacional con quienes tenemos coincidencias básicas. Vale la pena recordar aquí aquella fórmula sintética que el General Perón predicó incansablemente: “Lo único que vence al número y al tiempo es la organización”.
1°) Es necesario prepararnos para recuperar la conducción del estado nacional, fortaleciendo nuestros bloques parlamentarios en las elecciones de medio término del año próximo y triunfar en las siguientes elecciones
provinciales y nacionales. Esto porque resulta indispensable frenar este antiproyecto de nación del cual nada puede esperar el pueblo argentino a no ser mayor pobreza y pérdida de soberanía. El Peronismo no nació para ser testigo o comentarista de la decadencia creciente del país, sino para superarla y volver a encarrilarlo en un destino de grandeza. Tenemos sobrados recursos humanos y naturales para que esto ocurra. Hay que poner ya manos a esa obra, porque nadie lo hará por nosotros.
2°) Avoquémosno a recuperar un auténtico federalismo de concertación, única forma de superar este presente de disolución y castigo a nuestras provincias en que el actual gobierno las tiene sumidas. Lejos de apoyar su progreso y desarrollo las extorsiona y humilla según sus caprichos y deseos de poder centralista, engaña prometiendo incluso recursos y obras que luego posterga o directamente ignora. El superávit fiscal a cualquier costo y el pago prioritario de la deuda externa, aún por sobre la sed, el hambre y el sacrificio de nuestro pueblo, es de hecho su principal acción de gobierno. El resto es de una notoria incapacidad e inexperiencia en el manejo básico de la administración pública. Por lo demás, esa enorme deuda externa (la más grande que haya otorgado el FMI en los últimos tiempos) fue contraída (y fugada) por el gobierno de quien es hoy su principal socio político y ha colonizado ya puestos claves en el actual gabinete nacional para garantizar su impunidad.
3°) Argentina no es un país pobre, sino empobrecido a designio. Para superar esta rémora, es imprescindible recuperar y potenciar adecuadamente nuestro sistema científico-tecnológico para que podamos aplicarlo a la explotación racional y beneficiosa de nuestros enormes recursos naturales. Serán estos los que –unidos a un creciente desarrollo industrial- saquen a la nación de este atolladero. Cambiando el sacrificio por el esfuerzo y la improvisación por inteligencia estratégica y la adecuada planificación, en pocos años veremos como nuestro país sale de la crisis en que se encuentra. Pioneramente señalaba Perón al asumir su tercera presidencia que “En lo científico tecnológico se reconoce el núcleo del problema de la liberación. Sin base tecnológica propia y suficiente se hace imposible”. Agregando que “La lucha por la liberación nacional es, en gran medida, también lucha por los recursos y la preservación ecológica y a ella debemos abocarnos”. Tenemos un solo planeta Tierra y debemos protegerlo como a nuestra propia vida. El capitalismo de mercado sin control estatal alguno, es tan pernicioso como su opuesto, el capitalismo de estado. Y ni que decir de los peligros de este “anarco-liberalismo” al que confusamente se refiere el actual gobierno, munido de motosierras y un pensamiento único que maniqueamente pretende imponernos. En este camino lo que nos espera es exactamente lo opuesto: la dependencia de los poderes de turno y el sometimiento del país a los poderes financieros externos globalizados.
4°) Es indispensable la rápida promoción de un desarrollo con justicia social y una adecuada distribución de la riqueza. Ambos procesos deben ser simultáneos ya que la concentración de la riqueza en unas pocas manos, para un supuesto derrame posterior, es una ilusión en la que no se puede caer. Caro pagan esta ilusión todas las clases y sectores sociales.
5°) Por último exhortamos a nuestra dirigencia, a las instituciones libres del pueblo, al movimiento obrero organizado, a los partidos políticos y a los movimientos sociales que integran el campo nacional y popular, a hacer el esfuerzo necesario para concretar el anhelo de hacer realidad la felicidad del pueblo.