Por Patricia Muñoz, Chaco Ahora
Enzo Pittau perdió su "Alma". El jugador de Don Orione de Barranqueras falleció el pasado domingo en una cancha de fútbol en Machagai (coincidentemente una cancha donde jugó su papá) sin ambulancia y después de años de enfrentar causas judiciales. Su madre rompió el silencio: “Mi hijo no aguantó. Le explotó el corazón de tanta angustia”.
A casi una semana de la muerte de Enzo Pittau, el joven futbolista chaqueño que falleció mientras jugaba un partido de la Liga Chaqueña en una cancha sin asistencia médica en Machagai, su familia decidió romper el silencio: quebró el bozal legal que le impuso la Justicia chaqueña, esa justicia que de un tiempo a esta parte no tiene "medios", no encuentra grisis en los blanco y negro.
Sufrimiento silencioso que le rompió el corazón (literalmente) y un arrepentimiento
A través de un duro testimonio, su madre, Silvia, expuso una historia de sufrimiento silencioso, denuncias judiciales que califican como falsas, y un sistema judicial que —según asegura— le dio la espalda. “Hace siete años vivimos con miedo. Nos callamos y hoy me arrepiento. Porque quizás si hablábamos antes, mi hijo todavía estaría con vida”, expresó entre lágrimas.
El testimonio fue grabado durante una conferencia de prensa, pública, donde la familia pidió que se investiguen las causas judiciales que marcaron la vida de Enzo y exigieron la creación de la “Ley Enzo”, una iniciativa que busca garantizar contención psicológica para deportistas y ambulancias en todas las canchas del Chaco.
Una muerte en silencio
Enzo Pittau murió en una cancha sin ambulancia. Su madre recuerda que cayó desplomado mientras jugaba y que nadie pudo asistirlo a tiempo. “No quiero saber si una ambulancia lo hubiera salvado. Su corazón ya estaba muy herido”, afirmó.
Según relató, fue en el mismo lugar donde nació su padre. Para la familia, esa coincidencia fue una señal: “Fue a morir donde empezó nuestra historia”.
"Cuando una mujer miente, también mata" (La otra cara del femicidio)
Además de exigir al Gobierno del Chaco una ambulancia para Machagai con el nombre de Enzo, la familia lanzó un pedido de reflexión: “Esto también es violencia. Cuando una mujer miente, también mata, pero lo hace en silencio”. Las causas judiciales
Enzo estuvo detenido más de ocho meses. La primera denuncia por violencia de género lo mantuvo privado de su libertad durante semanas. Luego vinieron más causas, entre ellas, una de abuso. Para su familia, todo fue parte de una persecución. “Nunca se investigó. A ella le dieron 72 horas para hacer la denuncia y en ese tiempo apareció todo armado”, sostuvo su madre, quien trabajó durante 17 años como maestra jardinera.
Las causas judiciales
Enzo estuvo detenido más de ocho meses. La primera denuncia por violencia de género lo mantuvo privado de su libertad durante semanas. Luego vinieron más causas, entre ellas, una de abuso. Para su familia, todo fue parte de una persecución. “Nunca se investigó. A ella le dieron 72 horas para hacer la denuncia y en ese tiempo apareció todo armado”, sostuvo su madre, quien trabajó durante 17 años como maestra jardinera.
Silvia relató en la tarde de este viernes que durante las audiencias judiciales la familia fue ignorada, subestimada y acallada. “Nos decían que nos calláramos. Que no podíamos hablar. Que no éramos nadie. Y nosotros agachábamos la cabeza”.
Asegura que hubo irregularidades en los procedimientos judiciales, testigos que no fueron notificados, formularios mal confeccionados y pruebas manipuladas.
“Tenemos audios, papeles, todo guardado en un cuadernito. Porque sabíamos que esto algún día iba a estallar”, sostuvo.
“La ley Enzo”
Frente al dolor, la familia propone cambios.
La madre del futbolista pidió la creación de la “Ley Enzo”, que obligue a que haya asistencia psicológica y médica en las canchas. “Los jugadores salen a dar la vida en cada partido. Mi hijo decía que lo hacía por su hija. Pero ni siquiera podía nombrarla, tenía una orden de restricción. No podíamos compartir una foto, nada”, expresó.
También pidió revisar el uso del dispositivo dual (tobillera electrónica) en casos donde las denuncias no han sido debidamente investigadas: “Conocí muchos Enzos. Chicos que están siendo marcados para siempre por algo que no hicieron”.
“Ya no me callo más”
En su testimonio, la madre de Enzo fue clara: “Ya no me callo más. Que me detengan si quieren. Estoy dispuesta a hablar donde me necesiten”.
Silvia dijo sentirse culpable por no haber hablado antes, por haber acatado el silencio, por no haber hecho marchas cuando su hijo se lo pedía. “Me decía ‘mamá, organizá, salí’, y yo no pude. Hoy sé que él estaría diciendo: por fin hablaste”, contó con dolor y arrepentimiento por el miedo que tuvo todos estos años.
Esperó y espera que su nieta no pierda su identidad, su origen. "Ella es una Pittau", no solo por los documentos sino también por la sangre. Silvia pide que a ella y su marido Dios le de el tiempo para que su nieta elija verlos. Eso será cuando tenga 18 años, salvo que la Justicia cambie, modifique e inclina la justa balanza porque ese camino todavía sigue siendo largo.
Epílogo: una historia que interpela (me interpela)
El caso de Enzo Pittau toca fibras sensibles y plantea preguntas incómodas: ¿Qué ocurre cuando una denuncia falsa impacta en la vida de una persona? ¿Cómo actúa la Justicia cuando la palabra de uno vale más que la del otro? ¿Qué pasa cuando el sistema falla?
La familia de Enzo no pide revancha. Pide memoria, reparación y cambios concretos. Y lanza un mensaje duro: “Mi hijo no se suicidó. A mi hijo lo mató la angustia de ser señalado sin poder defenderse”.
¿Será Justicia?
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