En un nuevo capítulo de su ya conocida "estrategia de crisis", el Grupo CARSA, dueño de la cadena de electrodomésticos Musimundo, vuelve a demostrar que, para ellos, la adversidad es solo una oportunidad de negocio. La empresa ha anunciado que el sueldo de julio será pagado en dos partes, una medida que, aunque presentada como una respuesta al "contexto del mercado financiero", resuena con la memoria de los trabajadores y la opinión pública que ya conocen su modus operandi.
El comunicado interno, que circula entre los empleados de CARSA/TMC y al que accedió Chaco Ahora informa que un 60% del salario estará disponible el miércoles 6 de agosto, mientras que el 40% restante se acreditará el miércoles 20. La excusa, expuesta en un tono casi burocrático, menciona la "suba del dólar, tasas, etc.". Sin embargo, para muchos, este argumento es un eco de prácticas pasadas que han dejado a cientos de familias en la calle.
No es la primera vez que el grupo empresarial utiliza un contexto de "crisis" para ajustar sus cuentas a costa de sus empleados. El antecedente más recordado se remonta a 2018, durante el gobierno de Mauricio Macri, cuando la empresa anunció un supuesto estado de quiebra que terminó con el despido de más de la mitad de su personal. Aquella maniobra, que generó un fuerte repudio social y mediático, fue vista por muchos como una excusa para reducir costos laborales en un entorno político favorable a este tipo de flexibilizaciones.
Hoy, con Javier Milei en el poder, Musimundo parece sentirse otra vez a sus anchas. El escenario de desregulación y la constante devaluación de la moneda le sirven como el pretexto perfecto para aplicar medidas que, en la práctica, licúan el poder de compra de los trabajadores y les imponen una incertidumbre económica. La nota de la empresa asegura que el pago "incluye el incremento acordado en paritarias", un detalle que, lejos de tranquilizar, subraya la ironía de un aumento que se diluye en dos pagos y que, a la luz de la inflación, ya es insuficiente.
La "rosca" de Musimundo parece no tener fin. Cuando hay gobiernos que priorizan el mercado por sobre el bienestar de los trabajadores, la empresa siempre encuentra la manera de salir beneficiada, aunque para ello tenga que recurrir a medidas que precarizan las condiciones laborales. Mientras los directivos de CARSA celebran sus resultados financieros, los empleados de Musimundo se ven obligados a hacer malabares con un salario que, de repente, se ha convertido en una cuota más de una crisis que ellos no generaron.