El país asiático ha logrado pulir sus habilidades de diseño automotriz y está comenzando a ofrecer soluciones eléctricas reales y competitivas a nivel de calidad. Además, ofrecen especificaciones cercanas a las de las marcas europeas a un precio más bajo.
Por ejemplo, el modelo Xpeng P7, considerado un fuerte rival para el Tesla Model 3, que puede acelerar de 0 a 100 kilómetros por hora en 4,3 segundos, y el sedán de lujo BYD Han, cuya opción de alto rendimiento permite llegar a los 100 kilómetros por hora en 3,9 segundos.
El fabricante BYD Auto ya está vendiendo coches eléctricos en EE.UU., entre ellos el e6, un monovolumen de cinco puestos para uso en el transporte de pasajeros, y un camión de basura que presta servicio en California.
China cuenta con importantes ventajas para ponerse a la vanguardia del negocio de los vehículos eléctricos: es el mayor productor mundial de litio —principal componente de las baterías de esos automóviles— y de otros elementos claves para su funcionamiento (controla el 62 % del cobalto químico global y el 100 % del grafito esférico).
Sin embargo, algunas tensiones políticas de Pekín con Washington y Europa continúan impidiendo la invasión inmediata de este tipo de vehículos en las carreteras occidentales.